La literatura está plagada de personajes que pierden la cordura. Aunque el loco literario por excelencia es el famoso Don Quijote de la Mancha, hay otros que también pasarán a los anales de la historia por sus desvaríos.
Quijote. No cabe duda de que el loco literario por excelencia es Don Quijote de la Mancha. El psiquiatra español Francisco Alonso Fernández ha realizado su diagnóstico del personaje inmortalizado por Miguel de Cervantes y asegura que el hidalgo manchego oscila entre la manía o el sentimiento exagerado de bienestar y la depresión. Y que, por lo tanto, es víctima de un típico trastorno bipolar. Además de sufrir alucinaciones que le hacen confundir molinos con peligrosos gigantes.
Alicia.La que también alucinaba era la protagonista Alicia en el País de las Maravilllas. Aunque en su caso la alteración en la percepción del tamaño de las cosas, incluido su propio cuerpo, parece inspirada por los síntomas de las fuertes migrañas que padecía el autor del libro, Lewis Carroll.
Bovary. Otra protagonista femenina bastante desquiciada es Madame Bovary, que incluso da nombre a un síndrome, el bovarismo, una alteración del sentido de la realidad por la que una persona se considera otra diferente a la que es y no distingue entre lo existente de lo irreal.
Quijote. No cabe duda de que el loco literario por excelencia es Don Quijote de la Mancha. El psiquiatra español Francisco Alonso Fernández ha realizado su diagnóstico del personaje inmortalizado por Miguel de Cervantes y asegura que el hidalgo manchego oscila entre la manía o el sentimiento exagerado de bienestar y la depresión. Y que, por lo tanto, es víctima de un típico trastorno bipolar. Además de sufrir alucinaciones que le hacen confundir molinos con peligrosos gigantes.
Alicia.La que también alucinaba era la protagonista Alicia en el País de las Maravilllas. Aunque en su caso la alteración en la percepción del tamaño de las cosas, incluido su propio cuerpo, parece inspirada por los síntomas de las fuertes migrañas que padecía el autor del libro, Lewis Carroll.
Bovary. Otra protagonista femenina bastante desquiciada es Madame Bovary, que incluso da nombre a un síndrome, el bovarismo, una alteración del sentido de la realidad por la que una persona se considera otra diferente a la que es y no distingue entre lo existente de lo irreal.
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